Cuidar estos aspectos básicos desde la creación de tu marca no sólo te puede evitar muchas molestias sino que multiplicará las posibilidades de éxito de tu marca en el mercado.
Una marca es el activo simbólico más importante de una entidad, ya sea que hablemos de una institución o grupo, o de una marca personal, y en la medida en que ese activo tenga ciertas características muy importantes, llegará a ser una de las herramientas más rentables. Pero si el branding comienza sin considerar estas bases, la marca puede convertirse en todo un obstáculo para el crecimiento.
¿Qué es la marca?
Un concepto básico de la marca que debemos tener en mente es el siguiente:
La marca es un nombre.
A pesar de lo que el imaginario colectivo dice —o de lo que creemos que es nuestra experiencia—, una marca no es su logo ni los elementos gráficos, sino el nombre. Y aquí viene otro concepto fundamental:
El nombre es un fenómeno audible.
Está comprobado. Y también tú puedes hacer la prueba. Sólo trata de comparar las veces que decimos los nombres de alguna persona con las veces que las escribimos o las leemos. Si quieres hacer el experimento con las marcas, también te darás cuenta de que las veces que enunciamos los nombres de Netflix, Coca-Cola, Toyota, Real Madrid, Diurex, iPhone o Adidas es ostensiblemente superior a la cantidad de veces que las escribimos e incluso de las veces que vemos sus identificadores gráficos. (Las mamparas y marquesinas en las que se repiten una y otra vez sólo cuentan por una.)
Por lo tanto, podemos sintetizar estos conceptos en un principio de capital importancia:
El nombre de tu marca es un fenómeno audible.
Una vez que asimilamos ese principio, podremos entender por qué son importantes las principales características que debe tener una marca, específicamente en tanto fenómeno audible.
Características básicas de la marca
Estas características son aplicaciones al nombre de lo que en la creación de identificadores gráficos describe Sagi Habib como las cualidades de un buen logo. Si se aplican desde el naming (creación del nombre, al que también se le llama verbal branding), se potencia el éxito de la marca desde su concepción.
El nombre de una marca debe ser:
- fácil de recordar
- fácil de pronunciar
- apropiado
Fácil de recordar
De todos los elementos de tu marca, el nombre debe ser lo más presente en la memoria de la gente. De nada va a servir que alguien recuerde que tienes la promoción más increíble o el producto más innovador si no pueden recordar el nombre de la marca para buscarlo.
Aunque parece obvio, te sorprenderá saber que hay nombres de marca cuyo nombre resulta difícil recordar con exactitud.
Una de las razones por las que llega a ser difícil recordar un nombre en realidad tiene que ver con la existencia previa de otro nombre muy parecido o idéntico. Un empleado de la gran empresa 3M en México, dijo que cada vez que decía el nombre de la compañía, le preguntaban si era Tres Marías, que también es una empresa muy reconocida en el país.
Fácil de pronunciar
Para que sea fácil de recordar, un nombre debe ser pronunciado con facilidad. En esencia, debe ser lo más simple y sencillo que se pueda. Y para que así sea, asegurarte de que el nombre que elijas para tu marca esté en español (o en el idioma preponderante y oficial del mercado).
En caso de que sea extranjero, es mejor que no tenga discrepancias notables entre la ortografía de uno y otro idioma. Esto queda ejemplificado con algunas marcas extranjeras. La mayoría de ellas las pronunciamos de un modo incorrecto.
En el caso de estas multinacionales, no parece generar mucho problema, pero si el fenómeno audible de tu marca es algo importante, aléjate de la necesidad de tener que aclarar a cada rato cómo se pronuncia tu nombre.
Apropiado: evitar efectos no deseados
Cuando la empresa Ladrillos Monterrey cambió su nombre por el acrónimo formado por las sílabas iniciales, sólo tuvo que agregar la sílaba resultante de las iniciales del esquema fiscal de sociedad anónima (S.A.), de modo que el nuevo nombre fue sencillo y contundente: LAMOSA
Sin embargo, cuando se habla de una superficie lamosa, quiere decir que está cubierta de un hongo o cieno oscuro que se deposita en el fondo de una corriente de agua o de un lugar en el que hay agua acumulada, como en los inodoros de porcelana que fabrica Lamosa.
Algo muy semejante ocurre con una fundación dedicada a detectar y ayudar a los alumnos con capacidades intelectuales por encima del promedio. Cuando te enteras de que su fundación se llama Mensa, no importa que sea la palabra en latín para “mesa”, porque el adjetivo “mensa” está infinitamente más difundido y su significado es totalmente opuesto —y además ofensivo— al tipo de personas que atiende la asociación.
Otro caso: si tú ves en una tarjeta escrito el nombre de Mónica Galindo, posiblemente no encuentres problema alguno, pero cuando lo pronuncies, te darás cuenta de que en el oído puede sonar como “Moni caga lindo”. Quizás no sea muy factible que la señorita Galindo cambie su nombre, pero posiblemente use su otro apellido o un nombre alternativo para evitar el equívoco, a menos que sea una comediante y haya procurado ese efecto.
También es muy aconsejable evitar las resonancias persistentes (aliteraciones) porque pueden resultar desagradable. Casi nadie recuerda con exactitud cuántas “ti” tiene Amandititita.
En resumen
Si estás buscando un nombre para tu marca o pulir tu marca personal, toma en cuenta estos puntos, que son sólo el inicio de una buena elección.
Y, si nos permites un último consejo, confía la tarea a una agencia especializada, como Ulterior.mx. Ponte en contacto con nosotros y encontraremos el mejor nombre para tu marca, y así comenzará una gran aventura.